Algo que caracteriza al japonés es el respeto por la propiedad, el espacio, y la persona ajena. La limpieza y la pulcritud son infaltables en sus personas no sólo para cnsigo mismos sino también hacia los demás. Siempre he dicho que dice todo de quién eres el cómo usas y cómo te comportas en un baño ajeno. Pero ya para no cuidar tu propio baño es porque eres menos que un animal. Esto ha sucedido repetidas veces: >ser yo, no tú, ¿ok? >ir a casa de algún conocido >tener ganas de orinar >anunciar mis intenciones y solicitar el permiso del anfitrión para ocupar sus instalaciones sanitarias >sacarme mi chilillo >levantar el asiento del baño >mirar cómo tienen un cagadero repugnante ahí abajo ¿Por qué casi nadie limpia ahí? ¿Qué putas madres les pasa? ¿Cómo pueden vivir así? >proceder a miar sin salpicar, y si salpico limpio >buscar en los cajones a ver si hay algún producto de limpieza >si lo hay, procedo a impregnar de líquido un cojincito improvisado de papel de baño y darle una limpiada a su mierdero >finalmente, y tras dejar reluciente la parte de abajo del asiento del retrete, procedo a jalarle >lavo mis manos con rigurosidad >desocupo la habitación habiéndola dejado mejor de cómo la encontré Y sé que muchos me dirán pendejo, que lavo baños gratis, que les vaya a limpiar su cagadero también, como buenos mexicanos malcriados y mugrosos que son. Pero pensándolo a la distancia, eso habla mucho de mí y de ustedes, y de cómo yo soy una persona educada, consciente y humilde mientras de su lado no se puede decir lo mismo. Por eso encajaría muy bien en un país como Japón donde la gente es más como yo, y no aquí donde a ustedes les gusta vivir entre mierda como animales.